Serrada. Mil cien habitantes. Verdejo, el rey de la tierra. A lo lejos Jacinto Martín Obregón, un viticultor con nombre de marqués pero manos de muchos días al sol y al frío intenso. Hace cincuenta años que cambió la bicicleta por unas tijeras de podar y ahí sigue, retando al frío en esta tierra de caballeros.
Un hombre sencillo que ha querido tomar lo mejor de la tradición pero también ha sabido evolucionar y aprender lo que el lugar le ha enseñado.
Los labios de Jacinto sólo se abren para nombrar la verdad, la educación y el respeto. Menuda lección la de éste hombre, aliado con la naturaleza, que lucha día a día por entenderla y respetarla.
